LA CARTA DEL BEBE

Esta cadena en particular es chocante no por el hecho de tratarse de un “bebé” que cuenta su diario vivir hasta que su madre decide abortarlo, sino por el lacrimógeno y patético estilo con el que está escrita. No es posible que nos quieran hacer creer que el aborto es malo porque el bebé “juega con sus manitas”, o porque “no es tan bonito como su mamá, pero hará el esfuerzo”, o porque “ayyy, ¿qué me están haciendo, no saben que me hacen daño?”.

Pienso que la gente que esta en contra del aborto, no debe de usar estas tácticas para convencer a la gente; no se debe decir: “el aborto es malo porque mira al pobre bebito que escribe su cartita y juega con sus manitas y se da cuenta de todo lo que esta pasando menos de que lo van a abortar.”, deben decir: “El aborto es malo, porque después de todo se trata de un ser vivo, y nada más”. Pero basta ya de disertaciones inútiles y entremos en materia…

La carta del Bebé
Hola mamá, cómo estas?, (Pobre bebé, no sabes lo que te espera chiquito…) Yo muy bien, gracias a Dios hago apenas unos días que me concebiste en tu pancita, la verdad no te puedo explicar lo contento que estoy de saber que tu vas a ser mi mami. Pero hay algo que me tiene preocupado, (“Me he dado cuenta que las acciones de la bolsa en Taiwán han bajado un poco y no me deja dormir bien”) últimamente me he dado cuenta que hay algo en tu cabecita que no te deja dormir… pero bueno, ya se te pasara, no te apures.

Mami ya pasaron casi 2 meses y medio y la verdad estoy tan feliz con mis nuevas manitas, !mira! (“La verdad que ya estaba batallando para escribir esta carta sin mis manitas, ¡ay ay ay, que feliz que soy!”) ya me chupo el dedo, todo parece indicar que voy a ser el bebe mas feliz del mundo. (-Esto lo escribe el autor de esta cadena con el dedo en la boca y pensando en lo feliz que es, de seguro)

Mami han pasado ya unos meses de mi concepción y ya empiezo a ver como mi cuerpecito se empieza a formar, no soy tan bonito como tu pero dame la oportunidad ! Ah! estoy tan feliz… (-La mamá no puede evitar que una lágrima brote de su único ojo y se escurra por su barbada mejilla llena de cicatrices de espinillas y barros.)

Dime que té pasa, por que lloras?, Por qué cuando papi y tú se ven se gritan tanto, ya no me quieren o qué?, Voy a hacer lo posible para que me quieran. (“Voy…voy a jugar con mis manitas para que me quieran mucho”)

(El siguiente párrafo se supone que es dónde todos debemos de berrear llorando por el pequeño “bebé” que escribe esta carta)Han pasado ya 3 meses y te noto muy deprimida porque fuiste con el doctor, estas enferma?, yo me siento muy bien… Ya es de día mama a donde vamos que pasa mami, porque lloras?, no llores no va a pasar nada, oye mamí no te acuestes es muy temprano todavía quiero seguir jugando con mis manitas (Bueno, pero que fijación tiene este bebé con “sus manitas”) !Ay! que hace este tubito en mi casita apoco es un juguete nuevo?, oigan eso duele, por que están succionando mi casa, ¡mami!,

Esperen esa es mi manita (”¡Estaba jugando con ella!) por que me la arrancan, (¡Oh, yo ya no puedo más, no se si reír o llorar…) no saben que me duele, ¡mami defiéndeme! Mamá ayúdame que no vez que estoy muy chiquito y todavía no puedo defenderme !ay! (pero bien que puedes escribir cadenas lacrimógenas, ¿verdad?) mi piernita me la están arrancando, por favor diles que ya no sigan te lo juro que ya me voy a portar bien, ya no te voy a patear… Como es posible que un ser humano pueda hacer esto? van a ver cuando sea grande y fuerte… (Si, como tu digas, “bebé”…)¡mami! ya no puedo mas me voy, ¡mami, mami ayúdame! mamita te quiero, te quiero no lo olvides… (“no lo olvideeeeeeeeeees…”)

Han pasado ya muchos años desde aquel día y yo desde aquí observo como todavía te duele esa decisión que tomaste, por favor ya no llores acuérdate que te quiero mucho y aquí estoy esperándote con muchos abrazos y besos. (“Y con mis manitas…”)

TU BEBE…

(Que tristeza, que tristeza y que dolor Dios mio…¡Ah, por cierto! Se me olvidaba…) Por favor, reenvia esta carta a todos tus conocidos. Juntos podemos hacer la diferencia