No hay nada que me resulte más desagradable que saludar a un “amigo” a quien haya dejado de ver por más de cinco años, no me malinterpreten, me considero un buen amigo, razón por la cual me gusta frecuentar a quienes considero mis amigos, ya saben tomar un café, unas cervezas, cenar, salir a pasear, etcétera. Pero cuando esto no es posible, trato al menos de mantener el contacto por teléfono o ya de perdido por correo electrónico. Luego entonces, me resulta muy ridículo que alguien que no haya querido saber de mí por mas de cinco años, de repente, por obra de la casualidad esté frente a mí preguntándome que cómo he estado, cómo si los cinco (o cualquier cantidad de) años sin saber de mi lo estuvieran matando de la angustia. ¡Ahora resulta!
¡No señor!, yo digo que hoy en día no hay excusa para no tener contacto con la gente que verdaderamente te importa, y siendo totalmente sincero no tiene nada de malo que haya gente a quien no le importe o le haya dejado de importar, lo comprendo y puedo vivir con ello, pero me resulta muy incomodo tener que detener mi camino, paseo o simplemente perder valiosos minutos de mi tiempo (que muy bien podría invertir en ver una pared) saludando a alguien nomás por que tuve la suerte -mala o buena, no lo sé- de encontrármelo después de años y felices días sin habernos visto, por causas del azar o simplemente por falta de interés de ambas partes.
Siendo así, no entiendo por completo la razón del ritual de saludar a alguien con quien se dejó de tener contacto hace mucho tiempo, ¿Por qué tienen que preguntarme que es lo que he hecho, para fingir interés en mi persona?, ¿Por qué preguntarme si he visto a alguna persona en común de nuestro mutuo pasado?, ¿Por qué preguntarme si sigo haciendo tal o cual actividad que acostumbraba hacer cuando teníamos contacto hace años o lustros?, o peor aún, ¿Por qué preguntarme si ya me casé, tuve hijos y soy un honorable hombre de familia?. A ver, ¿Por qué? He encontrado que voltear hacia otro lado, fingir demencia o ceguéz momentánea son buenos antídotos para estas situaciones que me resultan tan incomodas, no saludo a quien llevo mucho tiempo sin ver por la sencilla razón de que correría el inminente riesgo de que la persona en cuestión quisiera verme más seguido.
Es mejor vivir libre del yugo del comportamiento “civilizado”, lejos del protocolo de quién se encuentra a un “amigo” del pasado y se siente en la imperiosa necesidad de usar frases tan sobadas y gastadas cómo: “a ver cuando nos juntamos”, “pásame tu teléfono y te hablo para ver si salimos a tomar un café”, “te voy a dar mi tarjeta, para que me hables y así ponernos de acuerdo para hacer algo”. Cómo si la otra parte (o séase, uno mismo) no supiera que se trata únicamente de verborrea de compromiso.
¿No sería más honesto y liberador decir al despedirse: “bueno, nos vemos hasta la próxima ocasión que por cuestiones del azar nos topemos sin querer”?, siendo así, ¡hasta gusto me daría desviar mi atención por dos de mis valiosos minutos para saludar a la gente de mi pasado!, a quien –tengo que aclarar- no es que los odie o los desprecie, sino que simplemente ya no existen los lazos afectivos que en el pasado nos unieron, es más, ni siquiera temas para conversaciones de más de dos minutos de duración (incluido el saludo y las preguntas de rigor).
Por otro lado, para quienes se sientan en la urgente necesidad de saludar a todo actor protagonista o de reparto de su ilustre pasado -lejano o inmediato- sería importante tener siempre en mente la siguiente premisa: el pasado es simple y sencillamente para recordarlo, no para revivirlo.
2 comments:
Tengo mucho sin verte y no me interesa, lo admito, pero es bueno encontrar un post decente por lo menos cada mes.
SI COMO SEA
Post a Comment